miércoles, 27 de enero de 2010



LA PLUTOCRACIA DE LOS RICOS Y LA PLUTOCRACIA DE LOS ANTIRICOS

(...) "le pido perdón por la inteligencia de mis conceptos, olvidé que es usted miembro del parlamento... no se marche usted Lord Thomas, no deje las codornices, PIENSE CON LOS LIBERALES Y COMPARTA MESA CON LOS CONSERVADORES, ¿no es esa la regla?" Oscar Wilde.


Creo que la tan mencionada plutocracia proviene de lado y lado, de los que alardean ser la moral, la ética y valores del país, como de los que encausan pavoneándose estar "hombro a hombro" en las luchas de las clases menos favorecidas, resaltando y cacareando las verguenzas del actual Gobierno (que son inocultables), pero tapando a terrones gruesos y pesados sus propios e inaceptables errores, encausando atemorizadamente a las mentes en vía de desarrollo y gestación, en un discurso "épico" de vida o muerte, donde al igual que en el oficialismo, no solamente no se admite un pensamiento diverso, sino que se constriñe hasta el aislamiento a quien en un esfuerzo digno de la genial libertad individual y del criterio puro, duda de postulados posiblemente anacrónicos, nocivos o inviables. Que sea opositor de la actual administración, no me hace terrorista, tan injusto sería afirmar esto como decir que tener sentidas contradicciones con la oposición, tampoco me hace facho, judío avaro, insensible paraco o en palabras más discriminatorias, desubicado ignorante, expresión intrínseca que se utiliza para desacreditar cualquier intento de salirse del rebaño "Neoliberal" o "Marxista" Conservador o Capitalista, Stalinista o Maoísta.


Llámenme Paño de agua tibia, me tiembla la mano, centro perdido, centro ambiguo, de contradicción fundamental, esto aún no lo sé. De lo que si puedo estar medianamente informado es que tomar posición en algún partido político en Colombia significa tener la vergonzosa y antidemocrática tarea de defender una causa aparentemente noble, tapar alguna falacia frecuentemente innoble y ser portavoz de una esperanza que siempre está entretejida de cuestionables ilusiones, que se traduce en una caja de votación, y que termina siendo un enmarañado complejo de ideas sobre el statu quo, el deber ser o el capricho de dos o tres familias “eruditas”, sean herederas de las gordas cuentas bancarias de los inoperantes descendientes de magnates, que leyeron a sus hijos mientras dormían los cuentos de los hermanos Grimm y tocaron con sus manos blanditas de bebé rosadas la Iliada, la Eneida y la Divina Comedia entre los 12 y 15 años, mientras estudiaban en algún floreciente e iluminado jardín de textura griega digna del aprendizaje de la aristocracia. O familias herederas de exitosos Hippies pilares ideológicos en Colombia del mayo del 68, que en medio de una cena y descorchando algún vino extranjero platican sobre sus viajes a la Rusia de Stalin, a la China de Mao o a la Yugoslavia de Tito y que leyeron a sus hijos mientras dormían los mismos cuentos de los hermanos Grimm y tocaron con sus manos blanditas de bebé rosadas los mismos tomos de la Ilíada, la Eneida y la Divina Comedia entre los 12 y 15 años, mientras estudiaban en algún similar floreciente e iluminado jardín de textura griega digna del aprendizaje de la aristocracia.


De uno u otro lado, son dos caras de la misma moneda, nosotros, los que estamos en el medio, no podemos esperar que la moneda caiga parada, pues no existe espacio resonante para decir “cara” o para decir “sello”, sino una aparente e insistida resignación de cruzar los brazos y jugar un papel secundario y opaco para enaltecer al bendecido rey de España o al bendecido Simón Bolívar, al plutarca facho de hoy o al plutarca mamerto de hoy.


Aunque cojo, intento mantenerme digno, aislado de las fuentes de aprendizaje de la política tradicional, sin dejar perder mi sensibilidad empírica, condenado a ser “superfluo” para quienes se dicen ser dueños de una única áulica verdad sobre la política o para los vástagos sapos repetidores de sus pensamientos.


Y así va todo el avispero electoral, manipulados entre la perturbación del miedo y las ambiciones de la esperanza, dos pasiones primitivas que se estimulan en tiempos de elecciones a la incauta ciudadanía que cree que por vivir en el siglo XXI, es civilizada.

sábado, 16 de enero de 2010


ÍNFULAS Y MEGALOMANÍA


Es evidente,
de fácil detección,
notable hasta sin querer saberlo,
inocultable por su exagerada verdad,
que la virtud más impresionante y operable en un ser humano
es ser sagaz!
Astuto,
Avisado.

Funciona el argumento
con una infaltable y precisa ambición y
delineado cálculo.
la acción y la cautela deberán ser tan precisas
como la empedernida búsqueda de Flaubert
por la expresión exacta,
le mot juste!
o la vida-obra de Wilde,
las maneras con compás,
la soberbia necesaria,
la imperfección oculta a más no esconder.

Reivindicar la autentica sagacidad,
el ser sátrapa,
cutre,
como una inteligencia bella hasta la envidia
y una reivindicación absoluta del individualismo imperial
no es tarea que me averguence.

¡Deceso a los incautos!
De rulo o rizo
Dorados, rojos, canelas, “esbeltos”
(Igual dan unas tetas hoy
que unos dedos mal lavados en algún tiempo de la china.)
adinerados o pobres,
comerciantes o académicos,
Obesos o desnutridos,
negros, morados o transparentes,
rapero, rockero o chelista.
amarillos, rojos, azules y ahora verdes,
todos, destinados en cincuenta años
a ser morralla orgánica
y dos siglos más a ser morralla histórica,
¡papel estorbo!
¡gente estorbo!

El sagaz, pese a cualquier condición
no lo habita la mediocridad.
quien agita las pestañas
como alas de mariposa encacorrada
merece ser pisado.

¡Larga vida al lento
quien perpetua los nobles excesos del ágil!

miércoles, 6 de enero de 2010

LA IRA DEL MOLUSCO TESTÁCEO

Cruel, palabra y lugar. Excesivo arrastre del sustantivo dolor.

Desde el oriente, donde el sol destapa las laringes de los gorriones y alborota la esquizofrenia de los abejorros, sube un paisaje desordenado de viviendas desubicadas, pulidas por el trote del viento frio y amarradas a la cintura del cerro, quien libera con su pesada dignidad, la guerra contra el siglo pasado, cómplice del mito urbano, la precoz demografía y quien le hizo brotar el cuerpo de cemento pálido, como la sangre que se seca en la tierra.
He vivido en este dormitorio mas veces que el resto de días que me quedan por... En principio tan ordenado como la misma dirección de la luz inalterada y entera. Más sicorrígido y perfeccionista que una costura tallada a máquina de pedal o una curva regordeta y lisa de cristal en una copa de la burguesía francesa de siglo no me importa.

¡Pulcro hasta el asco!, rectilíneo e inmaculado. Sospechando de mi origen por causa de esta indecente paranoia de disciplina y autoestupidez, cuestionando mi sangre, el tatuaje rojo que desenmascara mi desafortunada condición humana, pasando mi mano honda por la espalda de piel blanda y textura tiesa, como un pan de ajo que envejece y ya no se le pueden dar caricias y hay que darle golpes para doblarlo.
No sé porque no escribo, aún intentándolo, para descubrir algún discurso técnico, político o filosófico, embutido en esta insistida cotidianidad a la que llaman estar vivo (quitarse la mugre día tras día, safarse la lagaña, restregarse el ombligo). No encuentro una relación directa en mis intenciones de aportar un nuevo margen narrativo al espectro literario de mi país o a mi hispana condición. Abonando el esfuerzo, no salgo de mi mismo, de esta carrera política y consagrada de encontrarme de una manera diferente a los bellacos y reiterados estados de ánimo en los que caigo y me ahogo ya con la dermis rota y el alma comprometida.
Al teléfono

Amor, escucha, voy redactar algunas líneas junto a ti, al teléfono.
...quiero bailar lentamente contigo esta noche, en el último edificio de algún piso muy alto.
Acercarte a mi cuerpo, que se apoye tu espalda en mi mano delgada,
voy a hablarte de política mientras corriges los errores ortográficos de mi voz.
Pasearé tu pecho con mi mirada,
sentiré la frescura de tu presencia, tan similar a cuando se duerme desnudo en un lugar tranquilo.
Te extraño,
Pienso que sin ropa estoy más tranquilo, como la verdad cuando la desvisten.
¿Que me pones al otro lado? ¿Es de España?
nuevamente los discos de tu padre,
que me suenan tan bonitos como un lamento sincero,
una voz que declama a todas partes, no para nosotros, sino para los oídos de tu hogar.
“flor de la vida…dile que tiene espinas las rosas de los rosales,
dime que no hay colores…dile que venga”,

que buen ambiente nos crean estos cantos costumbristas,
parece que conversáramos en un jardín,
huelo algunos cantos de pájaros bobos,
un vino mi vida,
súbele a la rola quiero continuar ...
-“me da tristeza”
-¿que?
-“todo….me acongoja el corazón…todo lo que hablamos…”
-¿como se escribe la onomatopeya de un silbido?