sábado, 24 de julio de 2010

El PADRE MALDITO

El padre,

el héroe maldito de esta historia

no es una persona socialmente habilidosa

es un Lincoln de su hogar

llevó su vida al máximo

hasta donde la exclusión mental le permitió.

Gana suficiente dinero... hoy,

antes pasaba hambre con toda su familia.

así de sencillo y trágico,

porque cuando animadamente engranó en la lógica adquisitiva del planeta

la ambición llegó para oxidarle la vida lentamente.


Al tiempo que el capitalismo irresponsable le molía la piel

sus gruesos bolsillos avalaban una soberbia creciente.

El alcohol, quien fue su único acompañante cuando estaba vaciado

no lo desamparó mientras se ahogaba en su propia riqueza.

Convencido de su éxito espasmódico y sus excitaciones ilusorias,

nunca entendió que los sentidos que estimula el capital

pertenecen a ficciones absurdas

de las cuales es divertido untarse pero no hundirse.

Metió su alma divina, su primogénito,

su posición falocrática en el clan humano,

su hijo,

quien no había nacido bajo su semejanza

pero que parecía una imagen calcada de sus gestos,

al hondo abismo del billete.


Mi tio no murió,

lo matarón dos veces,

mi primo fue aplastado en el pavimento como una lagartija

su último respiro entró a sus pulmones con sangre

y seguramente de sus ojos salió una lágrima con alcohol

que le permitió ver por vez definitiva el mundo borroso que amó sin preguntas.

Ahora el padre maldito

es un padre comprensivo

hasta donde su exclusión mental se lo permite

pero ahora sus otros hijos lo odian y lo culpan

de llevar tanta comida a la casa

y de haberles ofrecido una vida abundante.

Te extraño Primo.

Te perdono Tio.