viernes, 14 de octubre de 2011

Imposibles


I wanted to find a way to reveal the inner landscape – to chart a graph of the heart.” – Martha Graham


Combatir imposibles es un escenario eterno 
con ejemplos a cantidad y éxitos escondidos.
Contender caprichosos ideales
legitima la tarea
¿cómo hacerlo?


¿ Manifestaciones del deseo?
¿El hampa en su versión corrosiva?


Huir como cobardes suele ser de valientes anónimos
¿Cuánta fuerza se necesita para admitir cobardía?
no menos que la necesaria para proclamar altivez.
No huyas de lo imposible si te destrozan el cuerpo
desaparece al ver que de tu alma queda poco.


Algunas cosas imposibles,
la paz
dádiva de la guerra en dedos del pensador aislado.
Amistad
la mejor familia por discrecionalidad.


Energía amorfa aquella fuerza imposible
de la nada hacia la nada
ubicado en el vacío entero por convicción 
elogio del dolor
repudio de lo exacto
conocer lo preciso para descartarlo.


En las coordenadas de la irreductibilidad del espíritu
nadando con las tortugas en el pavimento de las interrogaciones imposibles
donde lo imposible tiene rostro aproximado
al menos.


Virtuoso aquél que logre perdurar en la memoria de la humanidad
un parpadeo del universo.



domingo, 2 de octubre de 2011

Ni hoy ni mañana

                                                                                        Martha Graham

Ni hoy ni mañana es una expresión en la que pienso siempre que son las 12 de la noche o las cero horas, como otros prefieren decir. Es ése el momento en que escribo esta perspicacia nocturna. La idea de este artículo, adivinen cuál? ninguna parte.

La parte parietal de algún lado de mi cerebro me grita STOP! sintonizo una canción en la que hablan y silban en francés. Siempre he dicho que los franceses pueden no saber de nada, pero de arte saben mucho, y no lo digo yo, lo dicen mis oídos y mi piel, que piensan mejor que mis parietales no se que cosa.

Tengo dos vecinos que fuman marihuana todo el día, todos los días. Mientras yo llego de alguna monótona tienda de mercado minorista, llámese Olimpica, Carulla o la panadería "Rosita y sus delfines" los veo a ellos mandarse de una pendiente por todo el eje ambiental de Bogotá en su patineta, con ojos entre cerrados, no precisamente por el viento que los golpea en la cara. Llevan el pelo desordenado, el andar distraído y huelen a libertad a mucha libertad.

Hoy dediqué mi vida a algo que había olvidado estos últimos meses por estar pensando en la eficacia de todo. La belleza. El movimiento, el sonido suave, las minimalidades del detalle, el suspiro que aprieta, la ensoñación que presiona, la fatalidad del instante en el que se comprende todo a través de la humildad de la ignorancia.

Mañana a las 7 AM, cuando de golpe me despierte el sol hablándome en el idioma del aire, estaré arrepentido de haber escrito esta nota. Arrepentimiento que es natural, entre más cosas conocemos y entre más alejados de la ignorancia estamos, más tímidos nos volvemos, menos radicales, más respetuosos de las ideas de los demás, todo se somete a consideración y reconsideración. La humanidad hoy exige y necesita tanta tolerancia como una persona de carne y hueso no está en capacidad de dar. Sueño con un Ministerio que haga parte del Gobierno Nacional que emita Certificados de Tolerancia en vez de Resoluciones mudas que nacen viejas y resultan condenadas al ostracismo de la irrelevancia.

No me pregunten por qué puse a Martha Graham encabezando esta columna. Seguramente en un intento de imitar sus movimientos con mis palabras. Mírenla, es un movimiento poderoso, suave y revolucionario al mismo tiempo, hostil y sutil en varios. Resume todo lo que la posee en un movimiento preciso que le involucra la piel y el pensamiento. Fuerza y decisión, belleza y armonía. Ella es Martha Graham, yo soy José Fuentes. Ella baila y yo escribo, hacemos lo mismo. Ella se mueve y habla, escribe, clama. Yo escribo y describo.

domingo, 11 de septiembre de 2011


2002, un año de tantas tertulias y pocos homenajes

Hace mucho viento en Bogotá. Tanto como aquél que sacudía un par de árboles de almendrones en frente de mi casa en Cúcuta, hace ya un poco menos de 10 años. Pero no es el viento el que me hace recordar aquella calle llena de ruidos adolescentes, luces tenues y murciélagos hambrientos.
Es una noche oscura en día cualquiera, el viento fresco alienta los relojes, los adultos se duermen y Míguel Kogson, mi grabadora y yo ponemos a rodar un disco de UB40.
- Vea Miguel, anoche estuve trabajando en un poema que creo es el mejor que he escrito en toda mi vida.
- Muestre, léalo a ver que tal Julius.
- Pero Miguel, sea sincero, si le parece aburrido dígamelo. Yo espero poder haber expresado lo que sentí y creo que entre más escribo logro encontrar otros caminos, nuevas maneras, quiero escribir una novela…
-Pero muestre el poema que escribió a ver que tal.
- El poema se llama los versos más poderosos del mundo. Sabe Miguel, yo pienso en una revolución… una revolución que no necesariamente es política… yo creo que el arte puede tener una magnitud tal que en el futuro, si lo logramos dominar a la perfección, podría cambiar el mundo. ¿Se imagina? ¿un solo verso que tenga el poder absoluto de cambiar la voluntad de las personas de todo el planeta?
- Está muy ambiciosa la idea Jealous guy, tiene que escribir la novela de la que tanto habla, a lo Wilde … tiene que tomar los poderes de Dorian Gray. Nosotros hemos superado el nivel de las personas comunes y tenemos que utilizar todos los poderes. A mi papá le llegaron unos libros buenísimos de la colección del tiempo. Ya casi me termino de leer esa novela que le cuento pasa sobre un ex presidente de Panamá.
- Yo he pensado en que la novela debe tener unos 10 capítulos, y ya más o menos sé de que trata cada capítulo.
-intente que sean por lo menos unas 150 páginas. ?Es muy difícil?
-Sabe Miguel, yo quisiera que la novela que voy a escribir lleve en la portada un dibujo suyo, no deje de dibujar, cuanto quisiera yo poder hacerlo, pero mis manos son amotras y créame que lo he intentado pero todas mis líneas son torpes y es lamentable.
- hace mucho tiempo no dibujo ni mierda julius, esas eran otras épocas.
-¿Qué hizo el dibujo ese de la mano aplastándole la cabeza al muñeco ese?
- Jajaja. Ese está en el cuaderno de Biología de noveno.
-¿El de la carenuche?
(…)
Las conversaciones en ese paisaje con Miguel son incontables en cantidad y desestimables por su profundidad. Ese fue tal vez mi primer escenario para mis poemas, con quienes estaba muy ilusionado, influenciado por la gracia de Óscar Wilde que a una edad muy corta me enseñó a creer en la importancia del arte por sí mismo y a emprender la búsqueda de la armonía, la sabiduría y una disciplina que en principio no representaba ningún compromiso y que por el contrario brotaba de una envidiable naturalidad.
Eran los tiempos en los que no sentía el miedo postmoderno del fracaso, donde no había profesiones ni salarios, donde el futuro era ahí mismo. Para ese entonces mis manos narraron unas líneas que jamás pude igualar, porque mis dedos se movían con la impaciencia de un orgasmo invocado por primera vez. Puros eran los ruidos, nobles y pulcros los aplausos, sinceras las palabras, desinteresadas las condescendencias.
Hay tantas cosas de las que sería magnífico escribir de aquellas noches de tertulias. Pero son tantas las cosas de las que aún, diez años después no se pueden hablar. Tal vez para antes de morir, cuando muchos personajes que se cruzaron en nuestras vidas estén fuera del escenario, sacaré mi pluma con las manos arrugadas y escribiré con tanta sinceridad sobre aquellos tiempos en los que hoy pienso pasó el milagro de la gestación de la altivez, que nos llevarían más adelante a recorrer el mundo de tantas ideas y de relevar de nuestros padres este pedazo de mundo lleno de hostilidades.

martes, 19 de abril de 2011


Entrevista a mí mismo

José periodista: Para comenzar, es apropiado preguntar sobre su iniciativa de hacerse una autoentrevista….

José Fuentes: Bueno, es sencillo, como nadie me pregunta nada, y creo que tengo varias preguntas que responder, decidí hacerlo por mi propia cuenta.

Jp: Después de tanto José, ¿en qué etapa de la vida cree que se encuentra?

JF: Me gustaría que me reconocieran como un Ex-Existencialista vegano postconstructivista boreal.

Jp: Bien, José, con todo respeto, y sin ánimo de lastimar sus creencias… usted vegano nunca ha sido, ¡ni siquiera vegetariano! Y además, el postcontructivismo boreal no existe, vaya usted a saber. Y bueno, digamos que lo de Ex_existencialista si se lo puedo creer…

JF: Señor periodista, déjeme recordarle que sólo yo sé sobre mi propia vida y ¡que mas da ! ya que mi dios agnóstico no me dió el don de pintar como John Singer Sargent, ni de tocar la guitarra como Adrian Smith, ni de ser tan exitoso con las mujeres como Ron Jeremy, me tocó aprender a decir maricadas...

Jp: Eso de alguna manera tiene sentido, pero lo que si no tiene una correcta explicación para mucha gente es el por qué decidió hacer una Maestría en Economía.

JF: Porque quiero salvar al mundo.

Jp: ¿Salvar al mundo? ¿De qué?

JF: De ese totalitarismo de Estado al que llaman comunismo y de ese ausentismo de Estado al que llaman capitalismo.

Jp: Bien señor José, quiero decir, recuerde que usted es sólo un ciudadano, en consecuencia, enfrentarse a la burguesía capitalista de este país es un peligro latente y confrontar el comunismo de este país es declararle la guerra al Hippie burguesismo.

JF: ¿Me está tomando usted del pelo?

Jp: ¿por qué lo dice señor?

JF: ¿que el hippie burguesismo qué?... ¿de qué demonios me habla?

Jp: Bueno, para nadie debe ser un secreto que los abanderados líderes del comunismo en este país gozan de los mismos privilegios académicos y comodidades culinarias de la clase burguesa. Es decir estudian en Europa, viven en rosal…

JF: Pero como se atreve usted… ¿trabaja usted para William Brownfield? ¡Lacayo plutarca! Confiéselo, ¿es usted quien plancha las corbatas a William Brownfield?

Jp: No me maltrate usted señor, yo solo vine a hacerle una entrevista, que usted mismo solicitó, en este caso, yo también solicité, es decir, solo nosotros sabemos la intención de estas preguntas y respuestas.

lunes, 4 de abril de 2011

Del demonio y otros amores.

Amor: Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.

De todas las debilidades más peligrosas del ser humano, la más desdeñosa resulta ser enamorarse, tema trillado que ha sido trabajado por la gente más brillante a la más pueril. Sus operaciones de ataque están en todo el cuerpo, incluye huesos, sangre, memoria, genitales, cultura, cerebro y uñas. Presiento ser un hombre que aunque poco o nada tengo, procuro mantenerlo todo bajo control, que nada salga mal, aprendiendo un poco de aquí y de allá. Así soy, así como a otros no les importa nada, yo tengo el problema de que me importa casi todo.

Mientras tengo delirios de individualidad, no tengo problema en afrontar equivocaciones que sean causa de mis metidas de pata, ni tampoco dificultad en disfrutar de cuanto éxito mediático resulte. Soy de roble blindado, fuerte, cruel, en dirección ininterrumpida, no hay puntos débiles, soy una ametralladora M249 SAW en manos de de un soldado vengativo y con mirada de odio y sudor, tengo la eficaz frialdad de un Lamy firmando Decretos, soy el asesor jurídico de Dios.

Enamorarse es una pandemia, donde todos se hacen daño con todos, y el que se hacía daño contigo, se está haciendo daño con otro, una carnicería de miedos e intolerancias. Entiéndase por daño lo que a su merced prefiera, sea extrañar, desear sin poder, o restringirse por placer. En consecuencia con mis argumentos, el sentido del enamorarse, tal cual lo entiendo yo (el de los síntomas en la mirada con dolor en la región vertebral, presión de tórax y alma inflamada) es una enfermedad del poder, el amor es un virus de la autonomía y la voluntad. El amor no debería existir, no vale la pena vivir de cualquier forma, estar enamorado te destina a perder el control de todo. Vean aquí un psicorrígido perdiendo las riendas de su propia vida.


* Texto creado para Daniela Suárez Medina a finales del año 2009

sábado, 26 de febrero de 2011

Discusión en la mesa

Cuatro cubiertos de mesa discutían con tanta propiedad sobre la situación del clima en la ciudad, que el comensal, apenado de interrumpir e interesado por escuchar argumentos elaborados, decidió, después de todo, que esa noche no era tan importante cenar. Cayó en cuenta de inmediato de su necesidad de escuchar gente importante e inclinándose hacia atrás con delicada sutileza, observó a los panelistas quienes comenzaban a tomar formas radicales a la vez que tenían posturas más refinadas en su discusión.

Por ejemplo la cuchara, estirada, alta y de piernas delgadas, hacía nudos constantemente con su boca y parecía que su frente se le iba hacia atrás, tal vez oponiéndose a cada cosa que el tenedor hablaba.

Ya sea por su deseo de convencer a los demás o bien por la mala costumbre de esperar que todas las personas nos hagan caso aún en lo más evidente, el tenedor manoteaba con violencia ante la notable contradicción de su amiga y utilizaba una de sus manos de acero para señalar a la cuchara, que permanecía parada negando cada cosa con sus labios.

Sentado y dócil, el cuchillo parecía emocionado mirando a lado y lado de la discusión que cada vez se ponía más acalorada, pues el intolerante tenedor utilizaba ya tres de sus manos de acero invitando a la cuchara a que se pusiera de acuerdo con sus ideas, a lo que esta únicamente se limitaba a negar apretando cada vez más sus labios y hundiendo su boca de una manera por así llamarlo grosera.

El untador de mantequilla en cambio, no parecía interesado en esta efemérides ideológica. Más convencido de su verdad o tal vez aparentando tener opiniones más precisas y refinadas, él, sencillamente decidió dar la espalda. Se remangó una ligera manga roja y sirviéndose de un vaso cercano que le valía de espejo, sacó su engreída lengua y comenzó a acicalarse las manos.

El comensal, sentado en su silla en una postura de noventa grados, comenzó a desinteresarse por el debate, que hace varios minutos había dejado de aportar tesis importantes. Arrepintiéndose de su decisión de postergar su cena para otra noche, se abalanzó contra los cubiertos sin duda alguna. El primero en ser agarrado fue el tenedor, quien por poco alcanza a saltar del comedor. Naturalmente la cuchara fue la segunda, y fue más fácil de tomar, ya que aún se encontraba con los ojos cerrados, negando con la cabeza y su boca apretada, nunca le dio la razón a nadie. Pero el primero en ser comido fue el cándido cuchillo, que no intentó ni siquiera huir, temblando del miedo solo observó cuando el hombre lo succionó y se lo comió de un solo sorbete. Siguió el tenedor, que molestó un poco en la garganta y no fue sencillo de pasar, seguramente por las manos que no dejaba de agitar. La cuchara, que ni aún estando en esa situación tan difícil, se percató de lo sucedido y con sus ojos cerrados y su boca hundida perdió la vida sirviendo con agrado al hombre a pasar al carrasposo tenedor.

Con mucha sed, después de tres bocados fuertes, el hombre observó que el untador de mantequilla seguía lambiéndose las manos frente al vaso. Fue entonces cuando se llevó la sopa al hocico y bebió toda la cantidad del plato en 4 tragos gigantes, se limpió la boca con uno de sus brazos y mirando el reloj de reojo se fue a dormir.

Al apagar la luz de la sala, el untador de mantequilla miró con desprecio hacia el techo, y resignado, soltó un suspiro y se suspendió en un repentino sueño mientras miraba tras la ventana un grueso de nubes oscuras que no le dejaban ver las estrellas.