miércoles, 10 de junio de 2009


SUDAKA CARD CAPTOR, UN COLOMBIANO ARDE DE FAMA EN ESPAÑA

Por José Fuentes
Miércoles 10 de junio

Es un pájaro, ¡no!, es un avión, ¡no!, es un improvisado colombiano en España. Es martes y el país no sale del letargo depresivo que aqueja una derrota deportiva como la que padeció en el monumental, el patriotismo siente congoja, receta para esta A1C-1 (argentina 1 Colombia no se mete ni un autogol), uno de los nuestros, de carne y hueso, con sus gafas tan gruesas como un casco de bombero, se entierra entre las llamas salvando a una dama de unos ochocientos y tantos años que apenas podía saber que se estaba quemando.

El resultado: un plausible acto de urbanidad admirable hasta para cualquier incauto y una evidenciada difícil situación de inmigración de la que solo nos acordamos cuando un desempleado albañil, ilegal, padre de familia, sudaca con el bolsillo apretado, se mete a la candela sin saber uno si en principio era para suicidarse y termina convirtiéndose en un motivo para inflamar nuestra “nacionalidad” y venir a decir que en España piensan ahora que los colombianos somos diferentes, seguido del lánguido discurso de que es positivo para la imagen del país que crean que acá no todos tenemos una mata de coca en el patio de la casa, o que no insistan en que uno de cada compatriota milita con algún grupo insurgente. En fin, la conclusión de esto será que Colombia es pasión y ahora saldrá el pibe Valderrama haciendo toque-toque con el ruso, Juanes hará un concierto por la paz cantando a dúo con el héroe mediático y dejará claro que el evento se realizará en la frontera de Colombia con España, y Uribe saldrá diciendo que la nación goza de una genuina imagen internacional. ¡Que escándalo! Estos noticieros nacionales parecen la reencarnación de Laura en América en Colombia, ¡Los papeles señores, los papeles! ¿Por qué tanta gente prefiere largarse de este país prefiriendo meterse en los edificios en llamas que estar llevando una vida estable con su familia, en su propio hogar?

Y es que no es para menos, que otro personaje que no fuera un desempleado, sin mucho que hacer, se prestaría para esta tarea. Yo no estoy desmeritando la gallardía del Fireman, no pongo en discusión que este señor actuó con la mejor disposición cívica y demostrándonos un gesto tan humano y necesario en tiempos tan globalmente fríos y racionales donde la economía nos enseña que debemos estar predeterminados a interactuar con la sociedad bajo teoría de juegos y en un constante estado de alerta para sacar ventaja de la mas pequeña debilidad del vecino. No hay debate frente a la abuela que puede continuar leyéndoles cuentos a los nietos en las noches, enhorabuena. Pero si debería incomodarnos como televidentes y come pantallas que nuestro sentido de pertenencia esté mediado por un señor que está jodido, sin papeles, escondido de la autoridad, de la ley, que se comportó con vías de hecho, éstas que tanto molestan a los abogados, clandestino como dice Manu Chao. ¿Cual es el ideal?, ¿que estereotipo nos queda en el subconsciente social? ¿Qué creen que estarán pensando el más de un millón de inmigrantes latinos en España?, lo mas importante es estar pendiente ahora de cualquier chuzo que se incendie por ahí a ver si se nos facilitan las vueltas de los papeles a riesgo de llegar a la embajada con una quemadura de tercer grado. ¿Héroes? Que se nos reconozca como ciudadanos de cierta talla profesional e intelectual, que se repita la gesta de Álvaro Mutis premio príncipe de Asturias en letras en 1997, que hallemos gente como William Ospina ganando el Rómulo Gallegos o que hallan mas Evelios Roseros que ganó este año el célebre premio literario del periódico inglés The Independent a mejor ficción extranjera, escribiendo siempre en la soledad y no dejándose intoxicar de tanto mentecato desprevenido por ahí, frente a pesos pesados como Ismail Kadaré y Abraham B. Yehoshúa. El mismo premio que habían ganado Orhan Pamuk y José Saramago.
Falta ahora que el muchachito este Pirry, que ahora se la pasa presentándose en escuelas de formación política, le haga una crónica de esas que hacen llorar a las comadres lagrimeras en las visitas, debería dedicarse a hacer correas para parapentes y no meterse de sensacionalista en la opinión pública del país y mucho menos en conferencias políticas.

Ojalá a Jorge Horacio Escudero, este Sakura card captor latino, o como lo referenciamos en este artículo, Sudaka card captor, encuentre sus “cartas clow”, sus papeles y legalice su estadía en España y que se lleve a su familia si no tiene mas nada que hacer acá, porque sobrevivir en Colombia como ciudadano promedio si que es un cuento de superhéroes, al menos allá, creería yo, tendrá asegurado ya trabajo como Bombero.

Santos colombianitos albañiles indocumentados Batman…

sábado, 6 de junio de 2009

ARTE, EL ENGAÑO QUE NO VEMOS

Por José Fuentes
6 de junio de 2009

Hagamos lo que los abogados llaman, una acción pauliana. Desenmascaremos el arte, ese contrato con el alma que no se muestra, esa emboscada de la que no se habla y por lo tanto que vicia el resultado. Revelémoslo de inmediato, toda expresión artística está desvirtuada de principio, no por este motivo hay que dejarlo arrinconado sin admirarlo ni cultivarlo. Es más, creo que le da un ingrediente adicional, una textura más sensual.

Hagamos el ejercicio de reiterar que somos seres imperfectos, tal vez imperfectos agravados. La mayoría de nuestras acciones, encaminadas a un ideal, se desvían por ahí. En otras palabras, casi nada nos sale bien (así nadie se de cuenta de esto), por eso tenemos inclinaciones artísticas y nos creemos un sainete de ficciones. Tenemos sed de lentejuelas que no existen, ese cuento de que la realidad supera la ficción, no va con este artículo.

Nuestras inclinaciones a lo bello, a lo artístico no son más que una carreta bien echada de lo que no podemos ser. Por eso la literatura y el arte en general están en todo. Nos los encontramos bajando un ascensor, encendiendo un cigarrillo o en una cena de amistades. No caminamos como nos enseñó el homosapiens, caminamos como nos enseña ciertos comportamientos artísticos, que por su cotidianidad y consensuada repetición se convierten en cultura… bueno está bien, hay una disposición muscular que nos permite caminar en dos pies bla-bla-bla... para no herir susceptibilidades con los “científicos” a lo que a todo le encuentran una explicación detestable o digámoslo en palabras menos bravías, con una óptica más racional, que no deja de ser un occidental amaneramiento de creer en verdades y descubrimientos absolutos, desde luego, absolutos solo para los occidentales. Caminamos, hablamos, comemos, hacemos el amor: ¡es como la cultura nos ordena!

Ejercicios como el de Fidel Castro en Cuba de amarrar la producción artística, como se hizo también en Rusia cuando Stalin impuso medidas de censura en pro de la revolución en donde se dio así mismo la arrogante discrecionalidad “crítica” de denunciar la obra de Stravinski como “música burguesa”, redirigiendo con estos adoctrinamientos una maraña de buenas costumbres entendidas a la fuerza, parece resultar el mas ingenuo intento de los atentados contra el arte y la cultura misma. Una intención de engañar a un fenómeno que se ha encargado de encrucijar la humanidad entera, desde que el primitivo se pintaba así mismo matando mastodontes en una cueva, una película que no se la cree sino alguien que vive en un hueco, lo aplasta la fuerza pura de la naturaleza y lo presiona el hambre.

Aunque en el siglo XX el ser humano, estrictamente hablando, no vivía debajo de las piedras (pero si en cajas de concreto, que hacen recordar la película alemana de Fritz Lang, Metrópolis, en los años 20’s) si tuvo coloridas evidencias de dejarse tentar por esa imaginación a la que acá le estamos dando un sinónimo de engaño y mentira. Batman, Acuaman, Linterna verde, La mujer maravilla (que me parece particularmente especial, pues su primera aparición en 1941 no contaba con el impulso de la revolución femenina en Norteamérica que se dá acabada la segunda guerra mundial, apoyada por una variedad de fenómenos como el hipismo o la aparición de la pastilla anticonceptiva, y porque no con la invención del bikini; una mujer corriendo tapándose los glúteos con una pañoleta con las estrellas de la bandera de los Estados Unidos y con un jet invisible y supersónico no rinde honor estricto a la “verdad establecida”) y Superman , el hombre de acero, el único gringo que con sus propias manos y dotado de una norteamericanidad hormonal aplastó a Hitler enterrándoles los nudillos en la cara…he aquí el engaño, se llama Art Pop.

Gaudí, Calatrava, Rogelio Salmona, expositores de lo que Emmanuel Kant llamó “es una música congelada”, la arquitectura, el vacio donde la creatividad juega a las apuestas con los ingenieros. Un club de mentirosos en donde se la pasan soñando en que domo van a meter a la humanidad.

Atrás no se queda el arte religioso que no desaprovecha oportunidad en valerse de instrumentos para sumergir a sus fieles en un trance pegajoso de irrealidad. Afrodita diosa griega de la belleza y el amor nacida de la espuma del mar, Venus la homóloga de Afrodita en Roma antigua, como nos la da a conocer Botticelli en el renacimiento, impecable y despercudida emergiendo de una ostra que parece una vajilla de acero inoxidable de buffet. Del culto Hindú, Sarasvati con cuatro brazos. En una como con un rosario o camándula, en la otra con un texto y con las otras dos tocando su instrumento de cuerdas, se convierte en una composición femenina en donde se condensa la espiritualidad, el conocimiento escrito, y la creación musical, ¡muy injusto no tener 4 manos!, Laksmi diosa de la buena suerte, con un par de rosas en sus manos, Durga, con la piel nítida como si acabara de nacer con tamaño adulto. Estas tres anteriores todas muy bien maquilladas y peinaditas. Mas por estos lados la mexicanizada virgen de Guadalupe con su manto siempre cubriendo la mitad de su cabello bien compuesto, y la María auxiliadora patrona de los salesianos con corona de oro, cetro, bordaje dorado y pómulos rosados. Solo por citar algunas. En fin, la religión termina siendo una alcahueta de este tipo de masificación del engaño por medio del arte.

Quisiera dejar como reflexión personal que la cultura y el arte no son más que una manera de sublevarse por lo aburrida, pobre y rutinaria que resulta la vida. Todos escribimos, pintamos y creamos música, todos los días para engañar. Parece ser que el arte es una herramienta para superar nuestra detestabilidad constante. No les crean a los artistas, no le crean a nadie, el artista no es más sino un mentiroso que ha perfeccionado su técnica, su habilidad para engañar a todo el mundo, el artista es el mentiroso más estilizado, Hay que tenerle miedo.

Si lo quieren (al artista), quiéranlo a sabiendas de que aman o admiran a un ser humano que detesta la vida, la realidad, a ustedes mismos. Otra vez, Así estos ni siquiera se den cuenta de ello. Si lo aprecian y los siguen, háganlo con la seguridad de que están frente a un personaje que odia con la misma fuerza que con la que ama (que quede demostrado desde luego que odia mucho).

El que aprecia el arte termina siendo un cómplice de los que atacan y quieren destruir la moralidad establecida, el que se detiene ante una pintura de Gauguin o un poema de Pizarnik es porque se trae algo entre manos, trama algo, no lo dudaría, teniendo la posibilidad, de romper con el establecimiento.

A pesar de lo anterior, confieso que confío más en los que debo desconfiar, en los artistas y en quienes tienen afinidades y respetan el arte, pues, tal vez lo que deberíamos dejar claro es que toda nuestra vecindad social tiene más de perversión que de estado social de derecho, ético, conservador de costumbres impecables. Me agrada que el mundo de la gente tenga tendencias a podrirse de vez en cuando. Que se caigan los telones, que se desarme el escenario, que no nos de vergüenza admitirlo. Seamos fuertes y aceptemos las imperfecciones del alma. El arte, como la religión, es un engaño que necesitamos y nos dejamos manipular tan bien de él que ya se nos había olvidado.